¿Y los casos de aparencia?
En ciertos casos, la criptozoología ni siquiera trata de parecerse a las ciencias. Por ejemplo, cuando en sus explicaciones se incluyen teorías de la conspiración que retratan a “los científicos” como una élite que intenta “ocultar la verdad” de una manera deliberada. En estos casos, podemos decir que pasa a ser una paraciencia, al desprenderse de la pretensión de consolidarse como ciencia.
Algo similar ocurre en aquellos casos en los que los críptidos supuestamente investigados tienen poderes mágicos o desafían las leyes de la naturaleza. Sin embargo, es debatible que estas criaturas puedan ser consideradas animales, ya que este concepto, el de “animal” ha pasado a formar parte de la síntesis evolutiva moderna, y eso implica aceptar que están sujetos a los principios de la evolución biológica y que tienen un origen común con el resto de representantes de ese taxón. Por eso, desde otro punto de vista, se podría decir que la criptozoología, por definición, solo puede hablar de supuestos animales, y no de entidades sobrenaturales.
¿Significa eso que la búsqueda de nuevas especies animales es criptozoología?
Ni mucho menos. Es perfectamente válido prestar atención a los testimonios de personas que afirman haber visto animales que no han sido descritos antes por la zoología; de hecho, así fueron descubiertas algunas especies como por ejemplo los gorilas.
Sin embargo, esta información debe ser analizada críticamente a la luz del resto de conocimiento del que ya se dispone. No es lo mismo asumir que pueden existir gigantes en la Roma del siglo I a.C. que en la actualidad, y la criptozoología no podía existir allí donde la zoología aún no existía como tal.
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